Aplicaremos la normativa que se aplica en términos de comercio y contratación mercantil, y que en este caso, nos servirá de base para la implantación de la ley arbitral. Entendiendo que el acceso a la justicia es un derecho fundamental de cada empresa, debemos considerar que la empresa también tiene derecho a pactar, y en este hecho se basa la naturaleza del tribunal de arbitraje.
El arbitraje es un sistema paralelo a la Justicia y que basa sus beneficios en las propias cláusulas de contratación que influirán directamente en la relación mercantil establecida. Las ventajas que nos ofrece en celeridad y coste no hacen otra cosa que poner en nuestras manos una herramienta, que mejora nuestra competitividad en el mercado. Esta mejora en competitividad viene dada por la consecución de un laudo arbitral en poco tiempo, que nos permite obtener una certeza sobre una controversia surgida de nuestra actividad, y obtener una ejecución judicial en apenas unos meses.